miércoles, 31 de enero de 2018

perdiendo el "sentido común"

En una visita de esas que hace el Seprona al Parque Natural de Babia y Luna, donde por cierto los del lugar no han visto todavía ninguna ventaja que compense los inconvenientes que conlleva la declaración de una figura de protección de esas características, los agentes procedieron a formalizar denuncia al presunto dueño de unos perros que se encontraban sueltos en el pueblo. Perros, en su mayoría mastines, que supongo tienen como fin primordial guardar los rebaños del lobo y otras alimañas, y no servir de fieles animales de compañía. Entiendo que en los pueblos de montaña, donde se explota la ganadería extensiva tradicional, los perros forman parte de la explotación, no se pueden pasear atados con una correa, y no deben de estar sujetos a todos los preceptos de una Ley, la de animales de compañía, pensada para mascotas de ciudad. No entro ahora a considerar los cuatro o cinco conceptos por los que se denunció al ganadero dueño de los perros, ni voy a valorar cómo se ha instruido y resuelto el expediente por parte de la consejería de Agricultura y Ganadería. Lo más llamativo de este expediente sancionador es que el agente del Seprona hizo constar que “un mastín defecó en su presencia y que nadie recogió las heces”. Tal cual lo cuento así consta en la denuncia. La Junta de Castilla y León, aplicando la Ley que seguramente le ampara, pero no aplicando ningún sentido común, y no demostrando la mínima sensibilidad ni empatía con los ganaderos, instruyó y resolvió el expediente sancionando también por ese hecho, por no recoger las heces del mastín en una calle de un pueblo casi deshabitado de Babia. Dile ahora a una familia que se vea envuelta en un lío de estos que se sienta feliz por vivir en el pueblo, que invierta en crear su puesto de trabajo como ganadero, que crie a sus hijos en ese ambiente rural y ganadero, que proteja el monte y el medio ambiente como siempre ha hecho, y te dirá que está harta. Porque esto que he contado no es una anécdota y no tiene ninguna gracia.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 26 de enero de 2018.

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