POR LA DIGNIDAD DE LOS ARBOLES MONUMENTALES

La Encina de Otero, o Xardón do Perouxín, es un ejemplar que por su edad, tamaño y el aprecio social de que goza ha sido distinguida como “Espécimen Vegetal de Singular Relevancia”, inscripción que supuestamente garantiza su conservación, pues la legislación obliga a la administración, en este caso la Junta de Castilla y León, a realizar un Plan de Conservación.

Esta encina centenaria, junto a la localidad de Otero, en el Ayuntamiento de Villadecanes-Toral de los Vados, es inmensamente apreciada por las gentes que hace más de 100 años escogieron la protección del árbol para hospedar el cementerio local. A lo largo del siglo XX su magnitud fue reconocida y divulgada en diversas publicaciones y catálogos y es que su reputación superó las fronteras y mereció la visita periódica de un colectivo nipón sorprendidos por el inmenso árbol.

La administración autonómica ha demostrado una pasividad absoluta desde la catalogación del árbol en julio de 2006 como espécimen vegetal de singular relevancia. Ni ha redactado el Plan de Conservación ni se ha inmutado con las advertencias de A Morteira en noviembre de 2009 por la aparición de una fisura en el tronco que pone en riesgo la integridad del árbol

Las últimas declaraciones de los responsables de la Junta de Castilla y León, forzadas por las advertencias vecinales, no hacen más que incrementar la sensación de abandono al que somete la Junta a los árboles monumentales. De totalmente inadmisible pueden calificarse la falta de rigor técnico de las actuaciones proyectadas por la Junta. El árbol no ha sido visitado por técnicos especializados en la conservación de árboles monumentales, y la solución propuesta por la Junta es “motosierra y pintura”. Motosierra para cortan donde marque el buen o mal acierto del operario y mástic para disimular la falta de rigor técnico.

La encina de Otero se muestra como un claro ejemplo del nulo interés de la Junta de Castilla y León por los árboles monumentales de la comarca del Bierzo, no han sido capaces de desarrollar y aplicar un plan de conservación para la Encina de Otero, y se escudan en que aún no han obtenido la subvención pedida al Ministerio de Medio Ambiente que permitiría realizar los trabajos previstos en la encina y que ellos valoran en menos de 2.000 euros. Lamentable espectáculo.

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