martes, 30 de noviembre de 2010

El exceso de visitas obliga a vallar al tejo más viejo de España

Fuente: Fundación Félix Rodríguez de la Fuente

El tejo de Barondillo, un árbol milenario situado en la Sierra de Guadarrama, en el noroeste de la Comunidad de Madrid, ha sido vallado para evitar los daños que el exceso de visitas le estaban provocando y que ponían en riesgo su supervivencia.
Esta era una de las principales reivindicaciones de protección del arbolado, que hace unos meses ya se habían manifestado a favor de que una estructura de este tipo evitara que muchos excursionistas pisotearan las raíces del viejo árbol o treparan por él, provocándole graves daños.


Sin embargo, la actuación realizada no ha gustado a algunos especialistas, por cuanto se consideraba muy importante mantener el entorno del árbol lo más naturalmente posible, proponiéndose que el actual sendero se alejara del tejo; también que si era necesario un vallado, se hiciera a toda la tejera, limitándose el acceso a un número pequeño de personas al año.

Además del cerramiento perimetral del viejo tejo, al que se le calcula una edad superior a los 1.500 años, se ha instalado una placa donde se explica al visitante su importancia natural, solicitándole un cuidado extremo para no ponerlo en peligro dada su fragilidad.

Entre las personas que han manifestado su rechazo a esta obra se encuentra Ignacio Abella, miembro del Observatorio de Árboles Singulares de la FFRF. En su blog La memoria del bosque, Abella afirma lo siguiente:

"El cercado que se usa para la protección de árboles monumentales en lugares más o menos urbanizados y afectados por el desarrollo turístico, no debería formar parte de las soluciones para la gestión de estos últimos espacios de "naturaleza vírgen". Es toda una cesión a los intereses comerciales de este lugar que debería haberse preservado a toda costa como la joya de la corona que era en cuanto a tejos y tejedas silvestres. Por si fuera poco la obra es desastrosa desde el momento que se ha instalado en pleno sistema radicular del árbol, con utilización de cemento para anclaje de los elementos de forja. No sólo la percepción estética, sino la propia integridad del árbol han sido afectadas, con una falta de sensibilidad y respeto impresionantes. Actuaciones como esta deberían costar el puesto a los responsables que no han sabido gestionar ni entender el patrimonio vivo que tenían obligación de preservar".

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