domingo, 15 de junio de 2008

Normas para conservar los árboles urbanos

Normas básicas para conservar los árboles monumentales durante la realización de obras en el entorno urbano




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Las obras en el entorno y edificios cercanos son casi siempre el comienzo del declive de los tejos, especialmente cuando se ven dañadas sus raíces, por ello es preciso delimitar un área de protección que vendrá determinada para cada caso mediante un estudio previo. Esta área debe incluir al árbol completo, es decir, de la raíz a las puntas. A título orientativo podemos decir que dicha área suele ocupar muchos metros más allá de la proyección de la copa. Conocemos casos de gruesas raíces que afloran en mitad de una iglesia derruida, a 16 metros del tronco del tejo al que pertenecen. La disponibilidad de agua y nutrientes, los obstáculos, etc., determinan la distribución del sistema radicular. Las heridas tanto en el tronco o las ramas como en las raíces, ya sean producidas por corte, aplastamiento o roce, resultan muy nocivas entre otras cosas porque facilitan la entrada de hongos que pueden determinar la muerte del árbol en un proceso más o menos lento pero que puede empezar a manifestarse años después de la agresión. Un árbol milenario puede morir a causa de una actuación bienintencionada pero errónea de apenas una hora. Por ello en los alrededores del viejo árbol DEBEMOS EVITAR:

1. Elevar o rebajar el nivel del suelo original. Rellenar con grava o tierra, hacer o rellenar hoyos o taludes existentes.
2. Hacer zanjas o excavaciones, asfaltar o pavimentar el terreno circundante. Labrar la tierra o removerla.
3. Hacer hogueras y fuegos de cualquier tipo.
4. Aparcar y lavar coches. El tránsito de maquinaria y vehículos, especialmente los pesados.
5. Podar sin permiso y utilizar pinturas o mastics para tapar las heridas.
6. Hacer incisiones en el tronco o ramas, así como clavar carteles y atar cuerdas o alambres de cualquier tipo.
7. Verter cualquier tipo de basuras, residuos o productos químicos, aceites, gasolina, detergentes...
8. Almacenar cualquier tipo de materiales, especialmente los de obra (la cal y el cemento, aditivos químicos, abonos, pesticidas, carburantes...)
9. La colocación de cables que cruzan la copa.
10. La colocación de hormigoneras que incluso en una situación aparentemente apartada, puedan verter en el campo del tejo el agua de los lavados, altamente tóxica para las raíces por su contenido en cemento y cal.

Se recomienda también:
· No cambiar bruscamente el entorno con riegos automatizados o aplicación de abonos químicos, herbicidas...
· Evitar la construcción de nuevas corras o asientos circulares de piedra alrededor del tronco y en todo caso, no utilizar cemento.
· Proteger durante las obras el “campo del tejo” mediante cercado de vallas móviles no clavadas en el terreno.
· Aplicar un abonado orgánico de cuando en cuando, esparciendo en los alrededores (nunca junto al tronco) un poco de humus o estiércol bien hecho.

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